Lava tu piel grasa dos veces al día con un limpiador suave diseñado para pieles grasas. Esto ayudará a eliminar el exceso de grasa y las impurezas sin resecar demasiado la piel.

Utiliza productos sin aceite y no comedogénicos, tanto en tu rutina de cuidado de la piel como en tu maquillaje. Esto ayudará a prevenir obstrucciones de los poros y la formación de imperfecciones.

Aunque pueda parecer contradictorio, la piel grasa también necesita hidratación. Opta por una crema hidratante ligera o un gel hidratante oil-free que no obstruya los poros.

Asegúrate de usar protector solar con un SPF adecuado, incluso si tienes piel grasa. Busca productos etiquetados como «oil-free» y «no comedogénicos» para evitar que obstruyan los poros.

Realiza exfoliaciones regulares para eliminar las células muertas de la piel y destapar los poros. Sin embargo, evita exfoliantes abrasivos, ya que pueden irritar y dañar la piel. Opta por exfoliantes químicos suaves que contengan ácido salicílico o ácido glicólico.

Evita tocar tu rostro con las manos durante el día, ya que pueden transferir aceites y bacterias, empeorando los problemas de la piel grasa.

Una alimentación equilibrada y baja en alimentos procesados puede ayudar a controlar la producción de sebo. Además, el manejo del estrés y la incorporación de ejercicio regular también pueden beneficiar la salud de la piel.